La bodega, en forma de catalejo, se levanta sobre el terreno del propio viñedo y se funde con en el entorno de una manera natural y con una silueta vanguardista al margen del río Guadiana y a los pies de los Montes de Toledo.
Cada una de las distintas lomas del edificio, se integra a la perfección con la orografía y el color del paisaje, al tiempo que la sucesión de arcos decrecientes simboliza las distintas fases de transformación del proceso, desde el viñedo, al depósito, a la barrica, a la botella y finalmente a la copa.
Su diseño conjuga modernidad y tradición. En su interior instalaciones de última generación y un parque de barricas compuesto por distintos tipos de roble: predominantemente francés, así como americano y del Caúcaso.
El viñedo esta situado a 600 metros de altitud. Abarca una superficie de 130 hectáreas de viñedo, en el que predomina la Tempranillo, la uva española por excelencia. Se cultivan además Garnacha, Graciano, Merlot, Syrah, Cabernet Sauvignon y Petit Verdot en tintas; Sauvignon Blanc y Chardonnay en blancas.
Posee una orografía ondulada, con pendientes decrecientes hacia el río. Su proximidad al curso de agua, le proporciona un microclima excepcional, con temperaturas suaves y un gran contraste termico entre día y noche, lo que favorece la sintesis de aromas en la época de maduración de la uva.
Los suelos, muy heterogéneos en cuanto a textura y composición, van desde los francoarenosos y francolimosos, a zonas donde predominan las cuarcitas, alternando con pizarras. Este hecho aporta una gran riqueza de matices, ya que las 29 parcelas en que se ha dividido el pago, se ajustan a las propiedades de cada tipo de suelo. El manejo está individualizado para cada parcela, de acuerdo con el tipo de vino a elaborar.
Se emplean las tecnicas más vanguardistas de la viticultura mundial, tales como dendrometria o teledetección, lo que hacen de Pago del Vicario “EL PAGO DEL SIGLO XXI”.
El restaurante de la bodega ofrece la posibilidad de disfrutar de una cocina que combina a la perfección modernidad y tradición, además de unas maravillosas vistas a los viñedos o a la sala de barricas.