Cuando los primeros rayos
de luz anuncian el amanecer en el
Parque Nacional de Cabañeros,
curiosos y amantes de la naturaleza se adentran en las entrañas de este
espacio protegido para vivir unos de esos momentos asombrosos que brinda
la naturaleza: la berrea del ciervo ibérico. Estos días se dispara el
interés por visitar Cabañeros y poder presenciar los cortejos de los
machos en celo.
El Serengueti español, como se conoce al Parque
Nacional, se convierte en un escenario fantástico donde observar cómo
los dominantes machos de ciervos pugnan por demostrar su hegemonía sobre
los harenes de ciervas que han escogido para reproducirse.
La
reproducción de la especie es uno de los pocos momentos que hace posible
observar con mayor facilidad a los grandes venados en libertad en la
inmensidad de las rañas y dehesas, alejados de los abruptos lugares que
los cobijan durante el resto del año.
Los visitantes que acuden a
Cabañeros pueden ver a los grandes ungulados dispersar al aíre sus
grandes bramidos, hasta conformar un gran orfeón sinfónico que inunda de
sonidos cada rincón del parque, hasta hacer enmudecer al resto de seres
vivos que habitan en él. Sus berridos resuenan amedrentadores.
Algún
visitante, como Pedro de Miguel, comenta que los berridos del ciervo
cuando está excitado sexualmente llegan a ser "sobrecogedores y
escalofriantes, hasta trasladar la sensación de un gran poderío, difícil
de imaginar si no se vive en plena naturaleza".
"La berrea no es
una llamada del macho para atraer a las hembras de su harén, sino una
parte importante del ciclo biológico de los machos de esta especie que,
así, buscan garantizar su descendencia cubriendo el mayor número de
hembras, que hacen casi permanentemente para evitar que otros machos
puedan ocupar su lugar", asegura Manuel Carrasco, director-conservador
del Parque.
La berrea, aclara Carrasco, "es uno de los momentos
en el que el ciervo es menos esquivo, por lo que es más fácil observarlo
en el territorio que ocupa su harén de hembras y que protegerá de la
llegada de cualquier otro macho que pueda perturbarle".
Cuando
esto ocurre "son comunes los enfrentamientos entre los grandes machos,
cuyas luchas pueden llegar a ser aparatosas", advierte.
Fuente:
ANÍBAL DE LA BELDAD . EFE. CIUDAD REAL / Diario de Navarra